In many ways, Lent and Easter are liturgical seasons that see more unity between Roman Catholics and Independent Catholics in Mexico. There are processions in the street. There are there is a liturgical rhythm in the use of purple to cover crosses and images as Holy Week approaches. There is a solemn aire about the Masses, prayers and the very appearance of places for worship. The preaching on fasting, prayer and alms for the poor are common.
In Central Mexico, some traditions have permeated culture. For example, not eating meat on Fridays during Lent is common for Roman Catholics. So much so that most meat shops are closed on Fridays during Lent! So exaggerated is the fasting tradition that most Roman Catholic Mexicans don’t even eat chicken on Fridays! Good luck trying to buy a chicken breast or wings during Lent. Most street taco venders do not sell tacos on Friday, unless they are fish tacos.
Yet there are some subtle but important differences between Roman Catholics and Independent
Catholics during Lent. For Roman Catholics the emphasis on “sin” and the need for forgiveness there is
more of an individualized approach. The “I” have sinned takes priority over the “We” have sinned. This
enables the more traditional and conservative theologies to emerge. Here individual sin takes priority
over social sins. Already guilt-ridden divorced persons, single mothers and sexual minorities find less
support in Mass during these days. While there may be “alms for the poor” looking like meals for the
poor, food baskets and clothing drives, there is little emphasis on the root causes for poverty and unjust
social conditions.
The Independent Catholics tend to focus more on communal and social sins. The imposition of
the ashes on Ash Wednesday is more of a call to repentance and change which can impact society and the
social function of the church, with less emphasis on individual sin and worthlessness. For example, in the
situation of the Ecumenical Catholic Church our social policy differs with that of the Roman Catholic
Church. For the ECC, homosexuality is not a sin. Homophobia is. The internalization of homophobia is
challenged during Lent. But more so, homophobia and its manifestations of violence and rejection of
other human beings is unmasked and seen as the larger sin. Divorce and being a single mother are not
seen as sins for which an individual is guilty of. Responsibility for weaknesses in love and relationships
are reflected upon and growth is encouraged. People are not condemned or judged but challenged to
“repent” and change. Two very different messages!
With less emphasis on the Resurrection of the individual at the end of time, the Easter also takes
on a more communal meaning. The Trideo – from the Chrism Mass to the Easter Vigil – have a communal
focus. From the blessing of the oils to announcement of the Resurrected Jesus by the three women, the
Good News is that a new community where Life has the power of Death is being born. Yes, there is
personal transformation in this. But more important is the social transformation that occurs when
followers of Jesus are committed to Life. In countries where military regimes are being left behind and
yet tremendous social inequality exists, the Community of Faith announcing the Resurrection of Jesus has
social impact. The focus is on Life in Community in the here and now, not at some future date.
Archbishop and Primate, David John Kalke
Ecumenical Catholic Church
Guadalajara, Mexico
Cuaresma y Pascua
En muchos sentidos, la Cuaresma y la Pascua son temporadas litúrgicas en las que hay más
unidad entre los católicos romanos y los católicos independientes en México. Hay procesiones en la calle.
Hay un ritmo litúrgico en el uso de la púrpura para cubrir cruces e imágenes cuando se acerca la Semana
Santa. Hay un aire solemne en las misas, en las oraciones y en el aspecto mismo de los lugares de culto.
Es común la predicación del ayuno, la oración y la limosna a los pobres.
En el centro de México, algunas tradiciones han calado en la cultura. Por ejemplo, no comer
carne los viernes durante la Cuaresma es común para los católicos romanos. Tanto es así que la mayoría
de las carnicerías cierran los viernes de Cuaresma. ¡Tan exagerada es la tradición del ayuno que la
mayoría de los mexicanos católicos romanos ni siquiera comen pollo los viernes! Buena suerte tratando
de comprar una pechuga de pollo o alitas durante la Cuaresma. La mayoría de los vendedores ambulantes
de tacos no venden tacos los viernes, a menos que sean tacos de pescado.
Sin embargo, hay algunas diferencias sutiles pero importantes entre los católicos romanos y los
católicos independientes durante la Cuaresma. Para los católicos romanos el énfasis en el “pecado” y la
necesidad de perdón tiene un enfoque más individualizado. El “yo” he pecado tiene prioridad sobre el
“nosotros” hemos pecado. Esto permite que surjan las teologías más tradicionales y conservadoras. Aquí
el pecado individual tiene prioridad sobre los pecados sociales. Los divorciados, las madres solteras y las
minorías sexuales, que ya se sienten culpables, encuentran menos apoyo en la misa durante estos días. Si
bien puede haber “limosnas para los pobres” con aspecto de comidas para los pobres, cestas de alimentos
y colectas de ropa, se hace poco hincapié en las causas profundas de la pobreza y las condiciones sociales
injustas.
Los católicos independientes tienden a centrarse más en los pecados comunitarios y sociales. La
imposición de la ceniza el miércoles de ceniza es más una llamada al arrepentimiento y al cambio que
puede repercutir en la sociedad y en la función social de la Iglesia, con menos énfasis en el pecado
individual y la inutilidad. Por ejemplo, en la situación de la Iglesia Católica Ecuménica nuestra política
social difiere de la de la Iglesia Católica Romana. Para la ICE, la homosexualidad no es un pecado. La
homofobia lo es. La interiorización de la homofobia se cuestiona durante la Cuaresma. Pero más aún, la
homofobia y sus manifestaciones de violencia y rechazo a otros seres humanos es desenmascarada y vista
como el pecado mayor. El divorcio y el ser madre soltera no se ven como pecados de los que un
individuo es culpable. Se reflexiona sobre la responsabilidad de las debilidades en el amor y las
relaciones y se fomenta el crecimiento. No se condena ni se juzga a las personas, sino que se las desafía a
“arrepentirse” y cambiar. Dos mensajes muy diferentes.
Con menos énfasis en la resurrección del individuo al final de los tiempos, la Pascua también
adquiere un significado más comunitario. El Triduo -desde la Misa Crismal hasta la Vigilia Pascual- tiene
un enfoque comunitario. Desde la bendición de los óleos hasta el anuncio de Jesús resucitado por parte
de las tres mujeres, la Buena Noticia es que está naciendo una nueva comunidad donde la Vida tiene el
poder de la Muerte. Sí, hay una transformación personal en esto. Pero más importante es la
transformación social que se produce cuando los seguidores de Jesús se comprometen con la Vida. En
países donde se están dejando atrás los regímenes militares y, sin embargo, existe una tremenda
desigualdad social, la Comunidad de Fe que anuncia la Resurrección de Jesús tiene impacto social. El
enfoque es la Vida en Comunidad en el aquí y ahora, no en una fecha futura.
Arzobispo y Primado, David John Kalke
Iglesia Católica Ecuménica
Guadalajara, México